Síntoma nuclear 4. Dificultad para reconocer y satisfacer las propias necesidades y deseos.

Síntoma nuclear 4. Dificultad para reconocer y satisfacer las propias necesidades y deseos.

Tanto las personas adultas como los niños tienen necesidades básicas. Los niños las obtienen inicialmente gracias al cuidador principal y en el crecimiento van aprendiendo a atenderlas por sí mismo. En el adulto es una responsabilidad para con nosotros mismos.

Cuando hablamos de necesidades nos referimos a la comida, la casa, la ropa, la atención médica, nutrición, necesidades físicas y especialmente emocional (tiempo y atención de terceros).

Se podrían dividir los deseos en grandes y pequeños o más bien dicho las preferencias. Los pequeños nos brindan placer y son imprescindibles. Los grandes dan a nuestra vida una dirección general y nos aportan realización como por ejemplo las profesiones, el decidir casarse o tener un hijo.

Las cuatro categorías de la dificultad para reconocer y satisfacer nuestros deseos y necesidades son:

De acuerdo a nuestras experiencias de la niñez Pia Mellody las cataloga así:

Soy demasiado dependiente. Conozco mis necesidades o deseos, pero espero que los otros se hagan cargo de ellos en mi lugar, y aguardo, confiando en que lo harán y yo mismo no tendré que ocuparme

Soy antidependiente. Reconozco que tengo necesidades y deseos, pero trato de satisfacerlos por mí mismo, y soy incapaz de aceptar ayuda o la orientación de algún otro.  Prefiero carecer de las cosas necesarias o deseadas, antes que ser vulnerable y pedir ayuda.

No percibo deseos ni necesidades. Aunque tenga necesidades y deseos, no soy consciente de ellos.

Confundo deseos con necesidades. Sé lo que quiero, y lo obtengo, pero no sé qué es lo que necesito.  Por ejemplo, intento satisfacer necesidades de las que no soy consciente, comprando todo lo que quiero. Quizá necesite nutrición física, pero me compro ropa.”

En vista de que cada persona experimenta necesidades y deseos en forma diferente y de acuerdo a su pauta, puede darse que no tenga consciencia de ningún deseo, pero al mismo tiempo, es posible que sea demasiado dependiente en cuanto a las necesidades, que sepa lo que necesite, pero aguarde a que algún otro se ocupe de eso.

Aquí nos volvemos a encontrar con una Autoestima baja o no saludable. El hecho de que no se atienda adecuadamente a los propios deseos y necesidades está vinculado a una sensación de vergüenza, que proviene de experiencias infantiles. Aunque se hayan olvidado, salen a la luz y nos recuerdan que a la expresión de una necesidad o deseo le seguía la satisfacción abusiva proporcionada por su cuidador, aunque el abuso ya no esté presente y no sea consciente.

Es interesante ver que el adulto codependiente siente que es terriblemente egoísta por necesitar o querer algo, aunque tenga todo el derecho.

E ahí la importancia de conocernos a nosotros mismos mediante la observación. Darnos cuenta de que somos nosotros los que estamos a cargo de nuestras vidas y quienes, al tener el control de ella, podemos identificar la diferencia entre lo que queremos y lo que realmente necesitamos. Satisfacer estas necesidades está a nuestro cargo, ya sea haciéndolo nosotros mismos o pidiéndole a otros que lo hagan, según sea el caso. Por ejemplo, si quieres un abrazo del ser querido, en lugar de esperar y luego lamentarse por no haberlo recibido, no sería mejor decirle, me das un abrazo por favor?

El desarrollo personal es un proyecto de vida, en el cual nos comprometemos con nosotros mismos a alcanzar la excelencia en todas las áreas para tener un equilibrio armónico que nos permita expresar a plenitud nuestro potencial como seres humanos y así vivir una vida llena de satisfacciones.

Un vida plena!

El Cuestionario de Oro te guiará a ello.

 

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