Mi opinión sobre las heridas en la niñez

He vuelto a hablar de cómo el trato que le damos a los niños marca al adulto en su vida. Pienso que es muy importante no olvidar lo que podría ser causa de problemas futuros, cuando un niño no es tratado como realmente se merece; ser amado y respetado por lo que es, no por lo que hace.

El escribir estos artículos ha sido realmente una terapia para mí, cada vez que escribía me daba cuenta de que tengo un poco de cada uno de ellos. Es posible que alguien se identifique conmigo y llegue a la misma conclusión de que sí, es cierto, que en algún momento de nuestras vidas hemos sufrido uno de estos maltratos, o quizás todos ellos, de alguna manera; unos más que otros. Lo más importante es darnos cuenta de esto, con eso hemos hecho el 80% de la terapia que nos llevará a liberarnos de estos patrones del pasado y que quizás sin darnos cuenta y de forma inconsciente los hemos estado repitiendo, dando como resultado una vida no tan llena y satisfactoria como la planeamos alguna vez.

Si bien es cierto que es muy productivo y ventajoso darnos cuenta de esto, también es muy cierto que sería bueno tratar de entender a nuestros padres. A ellos los criaron de la forma que en ese entonces sus padres consideraron la mejor. Quizás los errores de una u otra manera se siguen repitiendo de generación en generación, pero ya es hora de que tomemos la solución en nuestras manos.  Buscar culpables para justificar algún comportamiento o los errores que hemos cometido no es el camino. En mi opinión, el camino es darnos cuenta qué cosa buena han traído todos esos errores, qué hemos aprendido de ellos, qué herramientas nos han dado para que no los repitamos o al menos para que tengamos la sabiduría necesaria de no juzgar a nadie, especialmente a nosotros.

El pasado está ahí, no lo podemos cambiar, fue lo que pasó, lo que vamos a encontrar todas las veces que abramos esa página del libro de nuestra vida, lo que sí podemos cambiar es nuestra perspectiva, la forma de verlo y la emoción que nos cause. Esa es nuestra decisión. Si bien es cierto nos hirió, no nos merecíamos eso, también es cierto que ahora ya no somos niños, ya nos hemos dado cuenta de que somos nosotros los dueños de nuestras vidas, que, si ahora dejamos que otros la vivan por nosotros, eso si lo lamentaremos hasta el fin de nuestros días. Entonces, ¿no sería mejor cambiar la perspectiva?, inclusive con nuestros propios errores, ser más benevolentes y principalmente no juzgar.

Igualmente, sería muy productivo llegar a entender que en la vida todo sucede por algo y aunque no lo parezca, la vida siempre está trabajando a nuestro favor. No lo vemos cuando estamos sufriendo o heridos, lo vemos más tarde cuando nos damos cuenta de que lo que pasó, fue lo que mejor pudo pasar. ¡La decisión está en nuestras manos!

El desarrollo personal es un proyecto de vida, en el cual nos comprometemos con nosotros mismos a alcanzar la excelencia en todas las áreas para tener un equilibrio armónico que nos permita expresar a plenitud nuestro potencial como seres humanos y así vivir una vida llena de satisfacciones.

¡Una vida plena!

El Cuestionario de Oro te guiará a ello.

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