La valoración y el respeto al niño por lo que es, nuestro hijo, sobrino, nieto, etc., es muy importante en su crecimiento, ya que el sentimiento de no haber sido ni valorado ni respetado, lo lastima con la herida emocional de la injusticia. Su percepción será que no ha recibido lo que se merecía. Igualmente causa efecto nocivo lo contrario, o sea que el niño siente que a él le han dado más de lo que se merecía. Es así como la herida de la injusticia podría ser causada por padres o cuidadores principales que tratan con des igualdad a los hijos, que son muy fríos en su trato al niño, autoritarios o excesivamente exigentes con alguno de ellos. Pero también puede ser provocada si un hijo cree que se le ha dado muchas más cosas materiales que a los otros.
Cuando hay una situación injusta que no podemos cambiarla, sobre todo si sucede en la infancia, la reacción más habitual es distanciamiento de los propios sentimientos. Hay que protegerse. Por lo tanto, quien haya sufrido la herida emocional de la injusticia en la infancia, tenderá a esconder sus sentimientos y se volverá una persona rígida, es su mecanismo de defensa, aparentará un carácter muy severo, pero en el fondo será bastante sensible.
Es común que las personas rígidas mantengan una relación correcta y aceptable con sus progenitores o con quienes los criaron, inclusive en la adolescencia, pero será una relación muy superficial. Jamás expresarán lo que realmente sienten.
La comunicación no verbal nos muestra estas personas, son proclives a protegerse de los demás cruzando los brazos por delante del pecho o bloquean sus extremidades en posición defensiva, quizás ni ellas se den cuenta, pero es su forma de decir estoy protegiéndome. Asimismo, por lo general se visten con colores obscuros o con algo que suponga un cierto control de sus emociones.
La persona rígida tiende al perfeccionismo ya que sus objetivos son la exactitud y la justicia. Tiene la errónea idea de que si consigue ser perfecta en lo que hace o dice logrará ser justa. No entiende que si aplica estrictamente esta norma podría caer en la injusticia con alguien más. Como para esta persona tener muy claro qué es lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto es de suma importancia, su manera de expresar será en términos de siempre, nunca, esto está bien, esto está mal. No hay para ellas un término medio o flexibilidad de conceptos.
Uno de los errores que se comete con los niños es enviarles el mensaje de que se los quiere o valora por lo que hacen, no por lo que son, esto sucede muy frecuente con padres demasiado estrictos y exigentes. El niño estará convencido de que sólo se le puede apreciar por lo que hace o consigue, pero no por lo que es, poniendo su Autoestima en riesgo, al punto de bajarse demasiado.
Su valor más preciado es la justicia y siempre procurará ser merecedor de lo que recibe. El mérito es fundamental en su concepción de la vida, por lo que, si logra algo sin haberse esforzado demasiado, de acuerdo con su criterio, y cree no merecerlo, se ingeniará, inconscientemente, la forma de perderlo.
Por increíble que parezca, una de las características de las personas rígidas, muy difícil de comprender por quienes no han sufrido la herida de la injustica en la infancia, es que, a veces a estas personas les pueda parecer más injusto ser beneficiados por la suerte que ser desfavorecidos por ella. Por otro lado, también son proclives a sentir envidia de quienes más reciben en la vida y, según su criterio, no lo merecen por el poco esfuerzo que han hecho.
Tomando en consideración de que el mérito es muy importante para la persona rígida, se exige demasiado y quiere hacerlo todo perfecto. Este perfeccionismo le lleva a tener problemas con la falta de tiempo, no es permitido descansar mucho, ¡hay asuntos que resolver ahora! Llegan al extremo de que se sienten mal si no están haciendo algo cuando otra persona está trabajando. Su autoexigencia es demasiado alta y no les permite respetar sus propios límites físico y psicológico peor reconocerlos.
Otra de sus características es tratarse injustamente a sí misma, el autocontrol es muy importante. También tienen la habilidad de crearse demasiadas obligaciones sin cuestionar si es lo que realmente necesitan y desean hacer.
Ni hablar de pedir ayuda, eso no está en su vocabulario. En su afán de perfeccionismo desea hacerlo ella misma y como es demasiada ordenada en sus cosas no se da cuenta de que a veces se le hace una obsesión.
Uno de sus más grandes miedos es a equivocarse, tiene compulsión al perfeccionismo y se exige demasiado en todos los ámbitos, pero en el fondo es que no se acepta a sí misma, entra su valía en juego. Este perfeccionismo le genera tensión emocional, ya que no es posible imponerle perfección a todo, como resultado terminará con sufrimiento y frustración.
El desarrollo personal es un proyecto de vida, en el cual nos comprometemos con nosotros mismos a alcanzar la excelencia en todas las áreas para tener un equilibrio armónico que nos permita expresar a plenitud nuestro potencial como seres humanos y así vivir una vida llena de satisfacciones.
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