Conversaba el otro día con una amiga sicóloga acerca del odio y me dijo algo que llamó mi atención, que el odio era amor estancado! no puedo negar que me asombró tal definición, así que me puse en la tarea de investigar.
La definición de odio de acuerdo al diccionario es: Sentimiento profundo e intenso de repulsa hacia alguien que provoca el deseo de hacerle daño o de que le ocurra alguna desgracia.
Buscando información me encontré con esto que me pareció interesante y se los comparto: “Podemos decir, y sobre esto tantas opiniones como expertos, que el odio es un sentimiento procedente de la elaboración a través del pensamiento de la emoción que conocemos como ira.
Para ir aclarándonos un poco, conviene explicar, que la emoción es algo que acontece en un espacio de tiempo muy pequeño, de corte fundamentalmente fisiológico y, por lo tanto, con escaso control por parte de la persona.
Lo que sigue a la emoción es el sentimiento, es decir, qué suscita en el ser humano esa emoción y qué decide hacer con ella a través del pensamiento. Es por lo tanto un proceso diferente y más extendido en el tiempo. Y von posibilidades de control”.
Basándonos en esto podemos decir que tenemos control sobre lo que sentimos. Es cierto, en verdad tenemos control sobre nosotros, realmente es el único control que tenemos. Controlamos nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestras decisiones, nuestras palabras y nuestras acciones, no podemos controlar a nadie más. Algunas veces tenemos la idea de que estamos controlando a alguien, pero en realidad es ese alguien, esa sed de control que nos controla a nosotros. De eso hablaremos más tarde ya que eso entra en el campo de la codependencia.
Volviendo a lo que nos ocupa, somos nosotros los que analizamos lo que ha ocurrido y decidimos qué hacer con eso. Entra en juego la voluntad de hacerlo desde luego tomando en consideración ya sea el odio, el rencor, el resentimiento o el amor, la comprensión y el perdón.
No quiero decir con esto que aceptemos una ofensa grave o no reclamemos si se nos ha tratado mal; el punto es cómo hacerlo. Lo más importante es buscar en nuestro interior e identificar qué emoción prevalece, entonces tomando en consideración todos los elementos de juicio, decidir si respondemos desde el amor o de su opuesto, el miedo. Aquí una aclaración, para muchos el opuesto del amor es el odio, para otros incluyéndome, el opuesto del amor es el miedo. El odio realmente es amor estancado, no han oído esa frase: “del odio al amor hay un paso” .
Para lograr un equilibrio satisfactorio es muy importante trabajar con nuestras emociones. Ocultarlas, ignorarlas o ponerles cemento encima no es aconsejado. Con el pasar de los años se vuelven más fuertes y a la final terminan por somatizar de alguna forma, puesto que nuestro organismo lo procesa de una manera diferente a como nosotros lo tomamos. Les digo esto por experiencia personal, fui una persona que decidió no tener miedo y sepultar el dolor de las cosas tristes que pasaron en mi vida, más tarde este comportamiento se volvió codependencia y de ahí muchas malas decisiones que no estaban de acuerdo con mi Yo interior. Ahora que he hecho terapia de emociones, sé con certeza que guardarse las cosas que queremos gritarle al mundo no funciona como nosotros creemos, no es sólo mi experiencia personal, es la conclusión de sicólogos y terapeutas.
Para ponerlo más claro. Imagínese que está celebrando con su grupo de la oficina, entre todos sus amigos y conocidos ha venido también a celebrar la persona que más detesta en su oficina porque siempre está criticando lo que usted hace y desde luego eso a usted le saca de sus casillas, puesto que lo menciona cada vez que tiene oportunidad. Y claro, lo dice, por supuesto, delante de todos. Y desde luego a usted le molesta, le “hierve la sangre”. Realmente sí, usted nota que sus puños están tensionan, su cara está rígida, aprieta los dientes y la adrenalina fluye por todo su cuerpo, esa es la emoción, pero esto dura muy poco tiempo. Luego sigue el sentimiento, que es más lento, pero todo va en relación a lo que esa persona dijo y usted piensa en qué hacer con eso. Es ahí donde decide. Decide qué? Ignorar, negar la ira que con el tiempo se transformará en rencor porque no es la primera vez que lo hace y luego terminará odiando. La pregunta es odiando a quién? A esa persona por las tantas veces que le ha fastidiado la vida, o a usted por no haber hecho nada al respecto y permitir que siga molestando?. O decide expresar sus sentimientos y enojo y en forma calmada hacerle saber que no es correcta su actitud ,. Si decide expresarse le quedará la satisfacción de haber hecho valer su opinión a la vez que reforzará su Autoestima. Se ha hecho valer!
Recalco que el trabajo es nuestro, recuerde la frase de quien fue Primera Dana de los Estados Unidos, Eleanor Roosevelt: “A nadie lo hieren sin su consentimiento”. Es cierto que a veces hay personas que nos hacen hervir al sangre! pues no es metafórico, es literal, todo nuestro sistema se descompensa robando así la paz de nuestro Espíritu. Cedemos a la ira que más tarde se convertirá en rencor y el rencor en el llamado odio. También es cierto que somos nosotros los que decidimos si eso nos va a herir o no. Hacerlo sería darle gusto a la persona que lanzó la injuria y así ella cumpliría su cometido, no hacerlo es nuestra paz interior.
Así que la próxima vez que se vea en una situación que usted considere de odio (amor estancado), piense en el inmenso amor que posee y hágalo fluir para usted, recurra a su paz interior, hágalo fluir para todas las personas, incluyendo las que tratan de robar su paz interior. Deje fluir el amor, deje fluir la vida, deje fluir el dinero, oxigene todo lo que pueda y verá como primará en su vida la fuerza más poderosa del Universo. El Amor.
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