La herida del abandono en la niñez

Es muy frecuente que algunas personas hayan sentido la herida emocional del abandono en su infancia. Sus causas son muchas.

Este sentimiento lo puede haber provocado su madre, sin querer, muy ocupada con la llegada de un nuevo bebé. Es sabido que un bebé necesita mucha atención de la mamá, pero la percepción del niño es que le roban el cariño de su mamá. Este sentimiento de abandono se intensificará si el nuevo miembro de la familia necesita más cuidados de lo habitual porque sufre alguna enfermedad grave o crónica o quizás padece alguna incapacidad.

También se podría dar porque sus padres trabajan demasiado y desde luego no tienen tiempo para él; o, uno de ellos es muy ocupado y el otro ausente, consecuencia de la falta de atención por parte de su pareja igualmente.

Quizás se fueron de vacaciones y dejaron al niño siendo muy pequeño con otras personas.

Otra causa podría ser que a muy corta edad tuvo que ser internado en el hospital y pasar allí mucho tiempo separado de sus padres.

Los niños pequeños necesitan un contacto permanente con sus padres o cuidadores principales para crecer psicológicamente sanos.  Si estas personas han estado casi siempre ausentes, o al menos emocionalmente ausentes, por los motivos que fueran, durante gran parte de la infancia del niño, éste percibirá que no tiene un referente en quien apoyarse y se sentirá perdido e incomunicado.  

Como consecuencia de las situaciones mencionadas anteriormente, personas que han sentido profundamente la herida del abandono en su infancia suelen ser muy inseguras, buscando desesperadamente un apoyo que les ayude a tomar decisiones. Como no confían en si mismas, es frecuente que desarrollen una dependencia emocional respecto de otra persona. Si en la infancia se sintió abandono, lo más probable es que de adulto se convierta en un dependiente emocional, enfrentando las consecuencias que la codependencia implica; la más relevante, necesitar aprobación de otras personas a toda costa solamente para obtener aceptación, aunque lo que haga para ello le provoque incomodidad, pero lo más importante es que se sentirá amado(a) y aceptado(a).

Por lo general las personas faltas de afecto fácilmente caen en poder de personas manipuladoras, así las dos se ven atrapadas en la adicción de la codependencia, adquiriendo los papeles de víctima o salvador. Quien se sintió abandonado en la infancia, es muy probable que se comporte como una víctima en sus relaciones con otras personas, con el objeto de llamar su atención y lograr así su apoyo y aceptación. En otras ocasiones desempeñan también el papel de salvador, comportándose como un padre o una madre para sus hermanos pequeños o intentan salvar a otras personas que aman, desde luego con la única finalidad, inconscientemente, de encontrar aceptación para evitar su sentimiento de soledad y abandono.

Las personas en papel de víctima tienen una especial habilidad para complicarse la vida y meterse en dificultades. Sin embargo, en lugar de buscar solución a los problemas, lo que hacen es adoptar una posición pasiva mientras se quejan de su mala suerte. Siempre necesitarán que otra persona adopte el papel de salvador, corra en su ayuda y le solucione su vida.

Recordemos que la codependencia hace ver las cosas sobredimensionadas con lo cual la persona que sufrió de abandono en su infancia sentirá este abandono mucho más doloroso de lo que normalmente se podría considerar y se manifestará en una gran soledad.  

A aquellos que han sufrido el abandono en la infancia les resulta muy difícil adaptarse a nuevas situaciones. Por ejemplo, les cuesta mucho cambiar de trabajo, mudarse de una casa o ir a vivir a otra ciudad, entran en pánico ante cualquier cambio drástico.

A veces este pánico se presenta también en sus relaciones afectivas. Se dan cuenta que no funcionan, pero se aferran a ella porque sentirán nuevamente el abandono de su infancia.

En este acuerdo de codependencia que establecen dos personas, es interesante como dicen no querer tener hijos bajo el pretexto de no perder su independencia, cuando en realidad es que dependen emocionalmente de la pareja y temen que la llegada de un bebé ponga en riesgo la atención que necesitan de esa pareja.

Otra característica es que lloran cuando hablan de sus problemas y si no reciben la ayuda que están esperando de otras personas, se resienten.

Casi siempre el lenguaje no verbal dice más sobre una persona que sus propias palabras. Es por esto que es fácil detectar la dependencia emocional porque la tendencia es a asirse a la persona amada. Del mismo modo que es habitual que, en la infancia, la niña se abrace a su padre y el niño a su madre, el dependiente emocional suele apoyarse en su pareja. Le toma la mano o la toca de algún modo con frecuencia para tener el contacto que le da seguridad de que no será abandonado(a) nuevamente.

En afán de compensar su miedo a la soledad y al abandono, el dependiente emocional trata de llamar la atención de los demás. Una forma poderosa de atraer la atención de otros es participar en la vida pública, así que no sería difícil encontrar entre artistas, actores, cantantes, famosos, comediantes e inclusive políticos, la herida del abandono en la infancia, ya que necesitan sentirse rodeados de muchas personas que los admiran, para compensar sus carencias.

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