La herida de la humillación en la niñez

La humillación es muy difícil de soportar para un adulto, peor aún si quien la sufre es un niño puede marcarle de por vida. La herida emocional de la humillación tiene lugar cuando un niño percibe que uno de sus padres o cuidadores principales se avergüenza de él por algún determinado suceso.

Por ejemplo, si el niño, jugando con su pelota, ha roto una vitrina o ventana de la casa. Enojado su padre le baja los pantalones y en presencia de todos los presentes le da varios azotes y además le grita cosas feas.  Cuando el niño moja la cama en la noche. A veces sucede y las causas son muchas, ellos no lo hacen a propósito. Luego vienen los reclamos, las recriminaciones y más tarde la publicación del evento a la familia y amigos. Desde luego que la madre se quejará de tanto trabajo que tiene y encima de eso lo que hace su hijo. También habría que analizar detenidamente este punto.

En la adolescencia es normal que el niño tenga sus hormonas revueltas y que comience a experimentar sus sensaciones, pero no cuenta con que la madre lo va a sorprender masturbándose en la cama, y según como fue criada o sus valores morales, lo recriminará feamente. Esta recriminación de que es una cochinada lo que está haciendo le interioriza al niño que debe avergonzarse de su propio cuerpo y que el sexo es sucio. No se dan cuenta que cuando estos niños sean adultos, tendrán que afrontar este trauma en el ámbito sexual.

Si queremos, como padres o cuidadores principales, que el niño no quede marcado por la herida emocional de la humillación, es muy importante no calificarlos de malos, torpes, imbéciles, estúpidos, etc. Es más productivo y educativo, si es que ha hecho algo mal, hacerle notar que hizo algo no debido, pero que él sigue siendo bueno, inteligente y que lo que pasó fue solamente una mala decisión que tomó y que la próxima vez tome mejores decisiones. También hay que tomar en consideración que los accidentes pasan.

Asimismo, es preferible regañar a un niño de forma privada que pregonar su mal comportamiento. Estas actitudes son sumamente destructivas para la Autoestima del niño. Si lo oye constantemente, el niño realmente creerá que no vale, es malo, estúpido, torpe y se comportará como tal y se avergonzará de sí mismo (me odio será uno de sus pensamientos recurrentes)

Cuando una persona ha sentido humillación en la infancia, a menudo, desarrolla una actitud masoquista de adulta, es decir, encuentra satisfacción e incluso placer en el sufrimiento. Esto puede suceder de manera inconsciente, el programa está tan grabado en su subconsciente que buscará humillarse y castigarse antes de que otra persona le haga daño. No es nada difícil igualmente que en reuniones familiares o de amigos, rememore algunas cosas vergonzosas de la niñez. Esa es su forma de ser objeto de risas y una manera de rebajarse y revivir la humillación, que en sí forma parte de ella.   

También es muy frecuente que la persona masoquista se preocupe mucho por hacer todo por los demás y cuidarles, he aquí la codependencia. En el fondo, este sentido del deber se podría entender en algunos casos como una inclinación a castigarse y a hacerse de obligaciones. No es nada raro encontrar quejas de mujeres sintiéndose que son las sirvientas de la casa para todos, sin darse cuenta que está en su poder el cambiar eso. No es posible adjudicarse las responsabilidades de todas las personas que nos rodean, es frustrante, mucho más cuando las expectativas de todas y cada una de ellas no son cumplidas, por qué? porque no hay como!. No se puede agradar a todo el mundo, cada uno tenemos una perspectiva o forma de ver las cosas muy diferente, somos únicos. Lo que está bien para uno, puede ser malo para otro, entonces, qué hacemos?

No es raro igualmente encontrar que estas personas al saber que alguien muy cercano se siente triste y desdichado, llegará a sentir responsabilidad por la infelicidad de ese familiar o amigo. Está demasiado atenta a los cambios de estado de ánimo de los demás. Sin embargo, desatiende por completo los suyos propios y sus necesidades.

Una característica muy propia es el control que la llevará a evitar pasar vergüenza propia o de uno de los suyos y controlará apariencia, educación, comportamiento, palabras, etc. Tarea muy desgastante para cualquier persona.

Si la persona con la herida de la humillación en la infancia se ha sentido rebajada en muchas ocasiones, de adulto puede llegar a convertirse en un tirano. Será su mecanismo de defensa que lo acentuará con demasiado control, rayando en el despotismo y su predisposición a humillar a otros. Por otro lado, también tienen limitaciones autoimpuestas a expresar libremente lo que desean o necesitan. Se reprimen por vergüenza al que dirán o por miedo a avergonzar a otra persona.

Por eso es muy importante no juzgar a nadie, no sabemos cuál es su historia o el motivo que induce a esa persona a hacerlo, quizás ni ella misma lo sepa.

El desarrollo personal es un proyecto de vida, en el cual nos comprometemos con nosotros mismos a alcanzar la excelencia en todas las áreas para tener un equilibrio armónico que nos permita expresar a plenitud nuestro potencial como seres humanos y así vivir una vida llena de satisfacciones.

Un vida plena!

El Cuestionario de Oro te guiará a ello.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *