La Injusticia

El por qué de nuestras reacciones: La Injusticia

Cuando las personas no han sentido ser valoradas o respetadas en su infancia, queda la herida emocional de la injusticia.  Podríamos decir que la persona cree que no ha recibido lo que se merecía, o aunque parezca difícil creer, también a veces este dolor se puede producir cuando la persona cree haber recibido más de lo que merecía. Este es el resultado de padres o cuidadores principales que tratan desigual a los hijos, son muy fríos, autoritarios o exigentes con unos y a otros les dan muchas más cosas ya sean materiales o libertad.

Al no poder cambiar esta situación injusta sucedida en la infancia, la reacción más habitual es distanciarnos de nuestros sentimientos para proteger nuestra conciencia. Al enterrar los sentimientos de dolor las personas nos volvemos muy rígidas y nos programamos para no sentir, especialmente, los golpes duros que nos da la vida.

Detrás de la apariencia severa y a veces fría de las personas rígidas, resultado de reprimir los sentimientos al exterior, en realidad dentro hay una sensibilidad muy grande.

Con frecuencia las relaciones con los progenitores será muy superficial, es la forma en que se protegen de expresar lo que realmente sienten.

Es interesante ver en estas personas que tienden a protegerse y para eso cruzan los brazos por delante del pecho o bloquean las extremidades en posición defensiva.  Asimismo suelen preferir los colores oscuros en la vestimenta y todo aquello que suponga un cierto control de sus emociones, se vuelven más analíticas que sentimentales.

Quienes se caracterizan por la rigidez tenderán asimismo al perfeccionismo ya que sus objetivos son la exactitud y la justicia. Creen que si consiguen ser perfectas en lo que hacen o dicen, lograrán por consiguiente, ser justas. No comprenden que a veces cuando se aplica rígidamente una norma se puede caer en la injusticia.

Las personas rígidas por lo general tienden a ver la vida en blanco y negro, es importante para ellas tener muy claro qué es bueno y qué es malo, lo correcto y lo incorrecto es de suma importancia. Sus palabras favoritas serán “siempre” y “nunca”, “esto está bien”, especialmente si los padres han sido demasiado estrictos y exigentes, de forma que nunca valoraban a su hijo por sí mismo.  Ya en edad adulta estarán convencidas de que solo se les puede apreciar por lo que hacen o consiguen, pero no por lo que son.  De ahí la importancia de querer a los hijos por lo que son, no por lo que hacen y hacérselos saber desde muy pequeños.

Al tener como valor más preciado la justicia, siempre procuran ser merecedoras de lo que reciben.  El mérito es fundamental en su concepción de la vida. Si logran algo sin haberse esforzado demasiado, creen no merecerlo y su subconsciente, o su programación hará todo para perderlo y corroborar su creencia.  Una de las características de las personas rígidas más difíciles de comprender, por aquellos que no han sufrido la herida de la injusticia en la infancia, es que a veces les puede parecer más injusto ser beneficiados por la suerte que ser desfavorecidos por ella.

Dado que el mérito es tan importante para la persona rígida, se exige demasiado y quiere hacerlo todo perfecto, lo que puede llevarle a tener problemas con la falta de tiempo.  No se permite mucho tiempo para descansar, ya que desearía resolver todos los problemas ya!.  De hecho, se puede llegar a sentir muy mal si no está realizando alguna actividad mientras otra persona trabaja.

Al ser tan altas sus expectativas de ellas mismas y se exigen demasiado, podrían llegar a traspasar límites físicos y sicológicos con la posibilidad de no darse cuenta de ello.

Las personas que se han sentido heridas emocionalmente por la injusticia en la infancia por lo general se tratan bastante injusto a sí mismas.  Tienen la habilidad de crearse demasiadas obligaciones sin siquiera cuestionarse si ellas responden a lo que realmente necesitan o desean hacer.

Regla general, la persona rígida detesta pedir ayuda, tiene que hacer todo por sí mismo para que el resultado sea perfecto.

Otra característica, les gusta que todo esté ordenado, lo que puede terminar en hacerse una obsesión.

Aunque prefieren hacer las cosas por su cuenta, en el fondo tienen miedo a equivocarse, por eso la idea del perfeccionismo, exigiéndose mucho en todos los ámbitos de su vida. Esto le genera una gran tensión emocional porque trata de imponer la perfección en todo y como esto es imposible, termina en sufrimiento o frustración.

Basado en el libro Las cinco heridas emocionales que nos impiden ser uno mismo de LISE BOURBEAU, publicado por la editorial OB STARE.

Como he enfatizado en todos los blogs de esta serie, el trabajo personal es asunto de decisión y se pueden lograr muchos cambios positivos en nuestras vidas. Si bien es cierto que la niñez nos marca, también es cierto que ahora ya no somos niños y tenemos la responsabilidad de cuidar de nosotros.

 

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