La humillación

El por qué de nuestras reacciones. Otro motivo: La humillación

No olvidemos que la humillación en sí es difícil de soportar aún de adulto, si el que sufre la humillación es un niño, esto le puede marcar de por vida. La herida de la humillación tiene lugar cuando un niño percibe que uno de sus padres o cuidadores principales, se avergüenza de él por algún suceso o motivo determinado.

Podríamos poner como ejemplo cuando él ha cometido un error involuntario, romper algo al jugar con su pelota, etc.  Se apresuran a castigarlo delante de todas las personas presentes y a más de eso le  dicen cosas peyorativas. Aquí valdría la pena recordar que los accidentes suceden en cualquier edad y a cualquier persona.

Lo ideal sería primero evaluar la situación.  Vuelvo a insistir que los accidentes pasan, a todos nosotros. También es importante tomar con consideración la intención del niño, realmente quiso hacer algo malo o fue que resultó mal. Luego dialogar con él, darle seguridad de que está respaldado si fue un accidente y si no lo fue, hacerle darse cuenta, con palabras que él entienda! de acuerdo a su edad, que esa fue una mala decisión de su parte y que por lo tanto tiene que atenerse a las consecuencias. Así a más de enseñarle responsabilidad por sus actos, se le enseñará a tomar buenas decisiones en el futuro.

El orinarse en la cama es parte de crecer y desarrollar como niños a más de que podría conllevar otros motivos más profundos. Se siente como humillación cuando a más de la recriminación de su madre o padre, éstos se lo cuentan a todo el vecindario.

Otra forma de humillación es cuando uno de los padres sorprende a su hijo preadolescente masturbándose. Su actitud es decirle que le debe dar vergüenza de hacer eso, que es una cochinada! Aquí a más de la humillación el mensaje conlleva el concepto de que el sexo es algo sucio, trauma con el que el pre-adolescente tendrá que lidiar de hombre en el ámbito sexual. (Vale anotar  también en este caso, que si uno de los padres encontró a su hijo en esa situación es porque le abrió la puerta de su dormitorio sin llamar a la puerta.  Esto es un traspaso de límites externos de parte de ellos. Esto lo hablaremos cuando tratemos la codependencia).

Al hablar de humillación en la niñez también la encontramos en las escuelas. En los tiempos de antes la educación tenía otros parámetros. Aquí una anécdota personal, recuerdo que de niña hice algo que según la profesora no estaba bien, así que me puso frente a la clase y todos tenían que pasar dándome una palmada de desaprobación en las manos. Ya se pueden imaginar con lo que tuve que lidiar en mi trabajo personal.

Otro asunto importante para el niño es que toda esta conversación o reclamo se lo haga en privado, hacerlo en público es lo peor. Antes no lo sabíamos y cometimos muchos errores al respecto que lamentamos profundamente después; pero ahora es diferente, tenemos más información, la ciencia ha hecho más estudios y ha sacado conclusiones de las que nos podemos beneficiar. Si le repetimos al niño muchas veces de que no sirve, hace mal las cosas, etc. él llegará a la conclusión de que si es cierto, no sirve y su Autoestima se irá al piso. El haber sido humillado en la infancia es un patrón que se nos internaliza y lo llevamos a todos los campos.  Como ya está en nuestro subconsciente, lo que buscamos es validar ese concepto y por ende buscamos situaciones o personas que lo corroboren. O sea revivir la humillación.

Este comportamiento a su vez desarrolla el afán de preocuparse por todo el mundo y querer agradarlos e imponerse obligaciones. Es una forma de auto castigarse.  Se perpetúan situaciones de desigualdad. Les suena familiar lo que les voy a decir? Estoy harta de ser la sirvienta de la casa y nadie me ayuda!  Situación que la creamos nosotros mismos.  No nos damos cuenta pero intentamos sobreproteger excesivamente a todo el mundo, especialmente a los hijos, lo que nos lleva a olvidarnos de nosotros.  Desde luego al no poder cumplir todas las obligaciones que nos imponemos nos entra la culpabilidad, otra vez confirmando nuestra idea de que no tenemos valía.

También muchas veces nos lleva inclusive a hacernos responsables de la infelicidad de familiares o amigos cuando los vemos tristes o desdichados. Estamos muy atentos a los problemas de todo el mundo. Yo le sabía decir a alguien muy cercano a mí. Cuando ya has solucionado todos tus problemas y tienes una vida ideal y estable, te preguntas si la gata de la esquina tendrá novio para encontrar algo por qué preocuparte!! es así como funcionan nuestros programas. Tratamos de arreglarle y solucionarle los problemas a todo el mundo, pero nos olvidamos de nosotros y nuestras necesidades.

Por otro lado, con el afán de evitar pasar vergüenza o que los hijos las pasen, desarrollamos una tendencia al control excesivo. Apariencia, educación, vestimenta, comportamiento, etc. tienen que estar a la altura de la idea de perfección. Se necesitan agradar a todo el mundo y se tienen la idea ilusoria de que así se logrará. Este comportamiento a más de deteriorar la imagen que las personas  tienen de sí mismo, crea un mecanismo de defensa que los hará déspotas, tiranos, abusadores, humillarán a otros como hicieron con ellos en su niñez. Todo esto sin que se den cuenta.  A esto se suma que por autoimponerse tareas que no son fáciles de cumplir, yo diría imposibles, desarrollan una frustración y angustia que les impide expresar lo que quieren o necesitan. Se reprimen por vergüenza y por el qué dirán que para ellas es tan importante.

Una buena forma de evitar la marca que deja la humillación en la niñez es abstenernos de etiquetar a nuestros hijos como inútiles, malos, torpes, tontos, que no sirven para eso, etc. etc. todo adjetivo calificativo con connotación negativa.

En resumen, quien fue avergonzado en la niñez, no quiere ser avergonzado de adulto ni que avergüencen a los de su alrededor.  Tampoco quieren volver a sentir esas emociones de la niñez, aunque en el fondo no se concienticen de ello.

 

Vuelvo a enfatizar que el trabajo personal ayuda a elevar el nivel de consciencia y por ende a cambiar la percepción de sí mismo.

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